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Comenzar o volver a estudiar luego de una Lesión Cerebral Adquirida.

Para muchas personas que han sobrevivido a una lesión cerebral, comenzar o volver a estudiar constituye una de las metas más significativas del proceso de rehabilitación. Estudiar puede ser una fuente de placer, propósito vital o la posibilidad de compartir con pares. Estudiar puede también ser un medio para adquirir habilidades y certificaciones, útiles para encontrar un trabajo en el futuro.

Se ha observado que tanto niños como adultos que han sufrido una lesión cerebral adquirida (LCA) pueden experimentar una serie de problemas académicos (aprendizaje) y sociales (compañeros y profesores) a lo largo del proceso de inicio o retorno académico.

Si bien esta sección abordará aspectos generales de la reinserción académica, se enfocará específicamente en los problemas que pueden presentar adultos jóvenes en el ingreso o retorno a contextos de educación superior (universidades, institutos).
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Posibles dificultades frente al contexto académico. Existen múltiples dificultades que una persona con lesión cerebral adquirida (LCA) puede experimentar al comenzar o reintegrarse a un contexto académico. El tipo de dificultad y su gravedad pueden ser muy diversas, incluso entre personas que han experimentado un mismo tipo de LCA:
  • Hipersensibilidad al ruido en salas de clases o espacios comunes.
  • Disminución en la velocidad de trabajo al estudiar o durante una clase.
  • Aumento del cansancio mental y/o físico, somnolencia.
  • Distractibilidad.
  • Dificultad para seguir instrucciones.
  • Dificultad para aprender y recordar información.
  • Olvidar entregar las tareas o trabajos.
  • Problemas para enfrentar flexiblemente cambios entre tareas o asignaturas.
  • Dificultad para organizar y planificar los estudios.
  • Dificultad para trabajar y rendir bajo presión.
  • Conductas disruptivas en clase o comportamientos inadecuados en contextos sociales.
  • Dificultades para entender bromas o doble sentido.
  • Problemas para entender claves sociales.
  • Dificultad para reconocer sus propias limitaciones o problemas.
Frecuentemente estos problemas tienden a ser “invisibles” tanto para la persona con LCA como para otros que lo(a) rodean. El no abordar estas dificultades invisibles puede tener consecuencias negativas en la inserción y reinserción académica: bajo rendimiento, abandono, aislamiento y rechazo social, disminución de la autoestima o autoeficacia y aumento de problemas de salud mental (ansiedad, depresión, irritabilidad).
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Políticas Públicas e Inclusión Educativa. A nivel mundial se han desarrollado políticas que promueven la inclusión a la educación, buscando que los estudiantes tengan la oportunidad de ingresar a ella y exigiendo la realización de adecuaciones necesarias para facilitar los estudios (Haz click Aquí para conocer sobre el Artículo 24 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas en situación de discapacidad). En Chile existen diversas leyes que intentan asegurar el derecho a la igualdad de oportunidades de educación de las personas con y sin discapacidad:
  • Ley sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social de Personas con Discapacidad (Ley Nº 20.422, año 2010).
  • Ley General de Educación (Ley Nº 20.370, año 2009).
  • Ley de Inclusión Escolar (Ley Nº 20.845, año 2015).
  • Ley sobre Educación Superior (Ley Nº 21.091, año 2018).
  • Decreto de adecuación curricular para estudiantes con necesidades educativas especiales de educación parvularia y educación básica (Decreto Nº 83, año 2015).
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Iniciar o retornar a los estudios: El Proceso. Iniciar o retomar los estudios después de sufrir una lesión cerebral es posible. No obstante, expertos en el tema sugieren que dicho proceso sea gradual, involucrando activamente al estudiante, sus profesores, la comunidad escolar, el establecimiento y la familia. Se sugiere también que el proceso sea planificado y monitoreado por especialistas como orientadores vocacionales o funcionarios de los departamentos de inclusión, junto con la participación del equipo que está colaborando en la rehabilitación, como el neuropsicólogo clínico, terapeuta ocupacional, fisiatra, fonoaudiólogo, kinesiólogo, entre otros. Estos profesionales pueden ayudar a determinar las adaptaciones necesarias para cada estudiante y la educación de terceros involucrados.

La primera fase en el proceso de reintegro al sistema educativo corresponde a la fase de evaluación neuropsicológica, la cual explora el impacto de la lesión cerebral adquirida (LCA) en la vida del estudiante. La evaluación ofrece una panorámica sobre las fortalezas y dificultades cognitivas, emocionales, conductuales y físicas, y cómo estas impactan o podrían impactar la vida familiar, social y académica. Esta ofrece valiosa información para estructurar el plan de reintegro académico.

En una segunda fase se recomienda observar y evaluar el desempeño del estudiante en un contexto real de clases, de forma de determinar fortalezas y debilidades no pesquisadas en la evaluación neuropsicológica. El contexto real ofrece información “ecológica” respecto a las dificultades académicas y sociales post LCA.

La tercera fase corresponde a la implementación de un programa de apoyo compuesto por diversas intervenciones. Estas intervenciones tienen como objetivo disminuir el impacto académico de las secuelas dejadas por la LCA, así como educar a actores claves en el apoyo de los estudiantes. Los programas de apoyo deben ser estructurados, con objetivos claramente delimitados, realistas, alcanzables y relevantes para el estudiante y su familia. Aquí dejamos algunas recomendaciones prácticas:
  • Comunicación constante y continua entre los actores: Comunicación entre el cuerpo docente, equipo tratante, el estudiante y su familia, de manera que se informe sobre los logros de aprendizaje que se espera en las evaluaciones, retroalimentación sobre el desempeño y monitorizar las necesidades del estudiante. Es recomendable que se hable con el tutor/profesor, secretario de estudio o encargado del departamento de inclusión y apoyo a la discapacidad, sobre la lesión cerebral del estudiante. Esto permite que estos “actores claves” estén al tanto de cualquier necesidad que pueda tener el estudiante durante el desarrollo de la asignatura o la carrera, como por ejemplo, necesitar más tiempo para la entrega de tareas, pruebas o recibir colaboración en toma de asignaturas. El momento para hacerlo depende de cada persona, pero puede ser útil hacerlo en un comienzo.
  • Desarrollo de una red de apoyo: La familia y los amigos son una pieza clave en el retorno a los estudios. Con ellos puedes conversar sobre tus estudios, dificultades y preocupaciones. Hablar sobre tu lesión cerebral puede ayudarles a comprender mejor qué tipo de ayuda necesitas y cuándo. También hablar con tu círculo cercano para compartir experiencias, recibir consejos sobre asuntos académicos o simplemente para hablar si te sientes triste o con temor. Intentar conversar con los nuevos compañeros de estudio puede ser de ayuda. Ellos pueden tener conocimientos y estrategias útiles para resolver cualquier necesidad que se presente. Puedes también consultar en tu establecimiento educacional si existe un servicio o profesional especializado en apoyo a la discapacidad; ellos pueden ayudarte a solicitar apoyo y negociar las modificaciones curriculares necesarias.
  • Buscar las ayudas necesarias: Las instituciones educativas por ley deben proporcionar las facilidades y adaptaciones necesarias a los estudiantes. Entre estas se considera la modificación del entorno físico del estudiante, acompañamiento al estudiante durante todo el ciclo educativo mediante un tutor (incluida la práctica profesional), apoyo pedagógico, modificación de los sistemas de evaluación y jornadas académicas. Puedes consultar en tu establecimiento educacional por un servicio o profesional especializado en apoyo a la discapacidad; ellos pueden ayudarte a solicitar apoyo y negociar las modificaciones curriculares necesarias.
  • Entrenar uso de estrategias: Diversas estrategias pueden ser utilizadas para optimizar habilidades de aprendizajes remanentes y disminuir el impacto de los déficits cognitivos. Las estrategias a utilizar dependerán de los problemas académicos concretos que presenta el estudiante:
    1. Reorganización de la rutina de estudio y descanso para optimizar niveles de energía y concentración (Revisa nuestra sección “Fatiga”).
    2. Prueba distintos métodos de estudio. Lo importante es que aprendas a conocer el método que para ti resulta más útil y provechoso. Para algunas personas puede resultar de ayuda estudiar la materia diariamente, confeccionar sus propios apuntes, realizar fichas, confeccionar esquemas mentales, practicar mediante ejercicios y casos prácticos, estudiar con un compañera/o.
    3. Uso de grabadoras para registrar información en casos de tener problemas de procesamiento de la información (Revisa nuestra sección sobre “Problemas Atencionales”).
    4. Uso de ayudas externas como calendarios, agendas o listas para manejar problemas de memoria y organización (Revisa nuestra sección “Problemas de Memoria”).
    5. Solicitar a tu tutor/profesor o compañeros que te ayuden enviando recordatorios sobre fechas de entrega de trabajos o exámenes puede ser de utilidad.
  • Monitorea niveles de estrés: El estrés puede empeorar la fatiga y rendimiento cognitivo, afectando el rendimiento académico. Aprende a detectar las señales que da tu cuerpo y mente cuando comienzan a estresarse. Existen técnicas de manejo de estrés que pueden ayudarte. Habla con tu tutor/profesor al respecto, ellos pueden orientarte en cómo enfrentar mejor las demandas de un ramo, u ofrecer tiempo extra para cumplir con exámenes y entregas. En ciertos casos el apoyo de un neuropsicólogo clínico puede ser de utilidad en aprender técnicas de manejo de estrés.
  • Reconocer los cambios emocionales: Estos pueden ser frecuentes después de una LCA, especialmente ante situaciones de estrés académico. Conversa sobre lo que te está pasando con tu tutor y/o equipo tratante.
  • Uso de tecnología de apoyo: Puedes considerar la utilización de adaptaciones tecnológicas de acuerdo a tus necesidades personales. Actualmente existen diversos programas y aplicaciones (Apps) que ayudan a las personas a tomar apuntes, confeccionar fichas de estudio y mapas mentales de la materia, entre otras.
La cuarta fase corresponde al seguimiento y monitoreo del o la estudiante, mediante el cual se va evaluando momento a momento el nivel de adaptación del estudiante a su nueva realidad educativa. En base al desempeño en el contexto natural, se puede ajustar el plan de inicial, de tal manera que cubra las necesidades emergentes del estudiante.
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Referencias

Allende, M., Bracho, MJ. & Aliaga, A. (2021). Retorno a la educación superior en personas que han sufrido Lesiones Cerebrales Adquiridas. Revista Chilena de Neuropsicología.

Headway Brain Injury Association (2020). Returning to education after brain injury. Headway Brain Injury Association.

Kennedy, M.R.T., Krause, M.O., & Turkstra, L.S. (2007). An electronic survey about college experiences after traumatic brain injury. NeuroRehabilitation, 23(6), 511-520. doi: 10.3233/NRE-2008-23607.

Lassaletta, A. (2017). El Daño Cerebral Invisible: Alteraciones cognitivas en TCE, Ictus y otras lesiones cerebrales. Ed EOS Psicología. Madrid, España.

Wilson, B., Winegardner, J., van Heugten C. & Ownsworth, T. (2019). Rehabilitación Neuropsicológica. Manual Internacional. Ed Manual Moderno, México.

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