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Consumo de Alcohol y Drogas tras una Lesión Cerebral Adquirida.

El uso de sustancias, ya sea de alcohol o drogas, puede afectar el funcionamiento de cualquier individuo, pero sus efectos se multiplican tras una lesión cerebral.

La tolerancia al alcohol disminuye después de una lesión cerebral y los sobrevivientes muchas veces tienen dudas sobre cuánto alcohol podrían tomar en forma segura. El alcohol luego de una lesión cerebral puede afectar de forma más rápida y, a algunos, les puede costar reconocer el impacto que tiene el alcohol en ellos.

Alrededor de la mitad de las personas que han tenido una lesión traumática cerebral dejan completamente el alcohol tras la lesión. Mantener un alto consumo tras la lesión aumenta el riesgo de tener consecuencias negativas. Debido a esto, se recomienda evitar el alcohol para prevenir un mayor daño y promover el mejor estado de salud posible.

A continuación se entrega información sobre las principales complicaciones del uso de sustancias tras una lesión cerebral adquirida y algunas estrategias para abordarlas.
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Consecuencias del consumo de alcohol. La recuperación cerebral tras una lesión puede durar por mucho más tiempo de lo que creíamos posible. El consumo de alcohol detiene o enlentece este proceso de recuperación cerebral. El alcohol afecta el balance químico del cerebro e impacta negativamente en la corteza prefrontal del cerebro, por lo que disminuyen la capacidad para tomar decisiones, monitorear el comportamiento, así como también afecta el procesamiento de la información.

El consumo de alcohol aumenta la probabilidad de tener conductas riesgosas al afectar el procesamiento de la información y la capacidad de tomar decisiones. Puede interferir también con la implementación de las estrategias de afrontamiento previamente aprendidas para el manejo de dificultades. Por ejemplo, podría no utilizar técnicas para manejar la ira e impulsividad en una situación de tensión y verse involucrado en una pelea.

Consumir alcohol luego de una lesión cerebral también aumenta las probabilidades de una nueva lesión. Por ejemplo, consumir alcohol aumenta el riesgo de sufrir un nuevo accidente cerebrovascular, debido a que aumenta la presión arterial. También puede interferir con los medicamentos utilizados para prevenir un nuevo accidente cerebrovascular. Por otro lado, el alcohol afecta nuestra movilidad, lo que aumenta el riesgo de caídas. Las caídas son consideradas como una de las causas más frecuentes para traumatismos craneoencefálicos. En este sentido, el riesgo de sufrir una nueva lesión aumenta en unas 3 a 8 veces, ya que el alcohol afecta habilidades importantes tales como la coordinación y el balance.

Como ya se ha mencionado, el consumo de alcohol puede tener efectos negativos en una amplia variedad de ámbitos en nuestra vida y salud:
  • Puede aumentar los problemas causados por la lesión en las capacidades cognitivas, por ejemplo afectar la memoria, atención, flexibilidad mental, o aumentar la fatiga.
  • Puede empeorar un trastorno depresivo existente y disminuir el efecto de la medicación antidepresiva. La depresión es 8 veces más frecuente en el primer año tras una lesión cerebral traumática que en la población general.
  • Puede disminuir la satisfacción sexual en hombres y mujeres (alteración de libido).
  • Puede aumentar el riesgo de crisis epilépticas.
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Consecuencias del uso de drogas. Las consecuencias del uso de drogas tras una lesión cerebral se rigen bajo los mismos principios que el uso de alcohol. Es decir, el uso de drogas afecta la recuperación cerebral, empeora los cuadros emocionales (depresión y ansiedad), empeora las dificultades experimentadas tras la lesión (por ejemplo, en el balance, la memoria o el lenguaje), aumenta el riesgo de crisis epiléticas, eleva el riesgo de sufrir otras lesiones e interfiere con la medicación que se esté tomando.

Si se consumen múltiples drogas, por ejemplo marihuana y alcohol, aumentan los riesgos de dependencia y sobredosis. La mezcla de medicamentos con drogas y/o alcohol puede incluso resultar en la muerte.
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Estrategias de manejo. Debido a las problemáticas asociadas al consumo y a la menor tolerancia del cerebro al uso de sustancias, la alternativa más recomendable es dejarlas totalmente. En el caso de estar tomando medicamentos, presentar un trastorno emocional, una disfunción sexual o haber presentado crisis epilépticas, la recomendación de detener totalmente el consumo es especialmente importante.

Existen guías para la población general que recomiendan que una persona no consuma más de dos “tragos” en un mismo día. En el caso de una persona sobreviviente de una lesión cerebral, incluso uno o dos vasos puede no ser seguro, sobretodo si se va a realizar una actividad que requiera coordinación o reacciones rápidas. Teniendo esto en consideración, en el caso de consumir alcohol es importante:
  • Educar a tu familia sobre el impacto del alcohol tras una lesión cerebral. Esto podría ayudar a eliminar la presión social de consumir.
  • Come antes de tomar alcohol, ya que la comida ayuda a que el alcohol se absorba más lentamente.
  • Evita tomar en solitario. Intenta estar con personas de tu confianza que podrían ayudarte en caso de necesidad.
  • Limítate a uno o dos tragos cómo máximo en un día y pídele a tu familia y amigos que te recuerden dejar de tomar después de eso.
  • Toma de a poco y lentamente. Monitorea cómo te vas sintiendo. Intenta tomar vasos de agua entremedio.
  • Evita mezclar distintos tipos de tragos.
  • Nunca conduzcas después de consumir alcohol, incluso si estás bajo el límite permitido. Planifica tener con quien irte después o toma un taxi.
A la familia se recomienda:
  • Con respecto a la presión social, recuérdale que está bien no tomar y que una gran cantidad de personas dejan de consumir alcohol tras una lesión cerebral.
  • Si el sobreviviente está tomando alcohol como forma de manejar sus emociones, motívalo a buscar ayuda profesional.
  • Evita usar un lenguaje culpabilizante.
Recuerda que siempre puedes buscar ayuda. Será importante conversar sobre este tema con un neuropsicólogo clínico o psicólogo clínico, especialmente en casos de una posible dependencia de sustancias o de un trastorno afectivo.
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Referencias

Bombardier, C.H. & Turner,A. (2009). Alcohol and traumatic disability. In R. Frank & T. Elliott (Eds.), The Handbook of Rehabilitation Psychology, Second Edition (pp. 241–258).Washington, DC: American Psychological Association Press.

Headway. (2018). Alcohol after Brain Injury - Factsheet.

Headway. (2018). Alcohol after Brain Injury: tips for families, friends and carers - Factsheet

Stroke Foundation. (s/f). Alcohol after Stroke - Factsheet.

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